El duelo se puede describir como la respuesta emocional, psicológica y física que experimenta una persona tras una pérdida. Cuando hablamos de duelo no solo nos referimos a la muerte de un ser querido o cercano, sino también existen otros tipos de pérdida, tales como una ruptura de pareja, despido del trabajo, mudanza, pérdida de salud, etc. Estos son algunos ejemplos de pérdidas naturales y normales que las personas pueden experimentar a lo largo de su vida, y que los lleva a atravesar un proceso de adaptación emocional.
Sin embargo, de entre todas ellas, el fallecimiento de un ser querido produce un impacto más profundo a nivel emocional, físico, espiritual y social en la mayoría de los seres humanos.
El dolor que se experimenta ante esa circunstancia es demasiado grande. Se caracteriza esencialmente por una profunda tristeza y además por el enorme deseo de volver a estar con esa persona. De acuerdo a los psiquiatras Holmes y Rahe (1967), la muerte de un ser querido resulta el factor estresante más impactante que una persona puede enfrentar en su vida.
Además, durante este proceso la persona puede vivenciar otros síntomas diversos, tales como: insomnio o hipersomnio, desmotivación, inhibición y/o ausencia de apetito.
Son muchos los especialistas que dedicaron gran parte de su vida a estudiar y proporcionar información relevante sobre el duelo y su proceso. Una de las principales teorías más conocidas y aceptada por los médicos, especialistas y el público en general es la propuesta por la psiquiatra Elizabeth Kubler-Ross, quien proporcionó y dio a conocer el modelo general de las cinco etapas de duelo que explican cómo se suelen sentir aquellas personas en diferentes momentos de su luto y como tienden a actuar. Las cinco etapas de duelo son las siguientes:
Etapa de la negación: negar la realidad de que esa persona ya no está presente o también la sensación de “no caer” sobre lo ocurrido.
Etapa de la ira: enojo, resentimiento, frustración e impotencia. Se da lugar a la búsqueda de “responsables” o “culpables”. También se puede focalizar el enojo con ese ser que murió y “lo dejó solo/a”.
Etapa de la negociación: empieza a reflexionar en esta etapa sobre lo que podría haber hecho para evitar aquella pérdida. Generalmente surgen pensamientos como “¿Y si..?”, “¿Que hubiese ocurrido si..?”
Etapa de la depresión: presencia de tristeza profunda ante aquella pérdida real. Se puede perder el sentido de las cosas/de la vida y la persona se puede terminar aislando.
Etapa de la aceptación: cuando se acepta la muerte de ese ser querido y se aprende a convivir con su ausencia y a seguir adelante con su vida.
Resulta relevante destacar que las cinco etapas de duelo mencionadas, no tienen que producirse necesariamente en un orden en particular, ni perduran en el tiempo de igual modo en las personas. Además, no todos los que sufren una pérdida tienen que necesariamente atravesar las cinco etapas, y aquellas personas que sí lo hacen pueden transitarlo en diferente orden. Por ejemplo, quizás alguna logre alcanzar la aceptación en un tiempo corto, y otro puede tardar un año o más en llegar a esa etapa.
El duelo es un proceso muy personal y la forma en que cada uno enfrenta el dolor es diferente con respecto a los demás.
No puede ser medible la manera en que cada ser humano vivencia y procesa su padecimiento. Durante el proceso la persona se adapta a su tiempo a la nueva realidad, hasta que se encuentra preparada/o para aceptarla.
Quizás alguna vez hayas escuchado frases o consejos para superar o lidiar con una pérdida. Por ejemplo: “Tienes que darle tiempo y estarás mejor”, “Mantén tu tiempo ocupado”, “Sé fuerte”, “Reemplace la pérdida con..”, etc. No obstante, el dolor debe ser respetado y lleva tiempo superarlo.
Si te encuentras en una situación en la cual todavía no has podido procesar la pérdida de un ser querido o de algo en particular y necesitas ayuda para transitarlo, puedes consultar con un profesional de la salud mental especializado y calificado en el tema.
Los psicólogos cuentan con herramientas y recursos para ayudarte a sentirte mejor, superar la tristeza y desarrollar resiliencia.
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