¿Qué pensamos del hecho de ir al psicólogo? ¿Alguna vez escuchaste frases como “El que va al psicólogo es porque está loco” o “para qué ir a terapia si ya tengo a mi amigo/a que es el mejor psicólogo”? Es importante discutir los mitos y prejuicios de la psicología.
Generalmente, cuando vamos a una consulta médica debido a un malestar físico, no tenemos problema en contar a los demás que vamos o que necesitamos ir y explicar los detalles del motivo. Pero, ¿qué sucede cuando lo que nos pasa está relacionado con las emociones, los sentimientos o los pensamientos? ¿Por qué cuesta tanto expresar que necesitamos ir a terapia o que estamos yendo?
Hoy en día una gran cantidad de personas no se animan a empezar un proceso terapéutico debido a las falsas creencias que hay sobre este tema y además por los prejuicios que existen en la sociedad actualmente. Es por eso que en este artículo se buscará aclarar y despejar los mitos que giran en torno a la psicología.
Una de las principales falsas creencias es pensar que el hecho de ir a un psicólogo es sinónimo de debilidad, de no tener la capacidad y fortaleza para solucionar los problemas con los propios recursos. Pues, todo lo contrario, tomar la decisión de acudir a terapia es un acto de fortaleza, de decidir hacer algo al respecto con lo que te está sucediendo para lograr un mayor bienestar en tu vida.
A pesar de que actualmente se ha logrado un gran avance con respecto a la visión general de la psicología, todavía gran parte de la sociedad sigue relacionándolo con la locura y abundan ciertos tipos de preguntas, tales como, “¿Ir al psicólogo no es algo solamente para “locos”? Yo no estoy tan loco/a como para ir a un psicólogo”. Acudir a terapia psicológica no implica estar loco o tener un grave problema, de hecho, existen diversos motivos para asistir a una consulta. Se puede ir por problemas laborales, para atravesar un duelo, por problemas familiares, por ansiedad, por falta de confianza o necesidad de autoconocimiento, entre otros.
También es muy común escuchar argumentos acerca de cuál es la necesidad de ir a un terapeuta cuando uno ya cuenta con un amigo/a que “cumple” la función de psicólogo. No hay duda alguna que las amistades y el entorno social son necesarios como apoyo y un factor clave que ayudan a tener una mejor calidad de vida y permiten muchas veces aliviar y descargar lo que nos pasa. Sin embargo, un amigo te acompaña desde un lugar imparcial, desde su propia subjetividad y propia experiencia, pero en muchos casos eso no es suficiente. La función del terapeuta es acompañar e intervenir de una manera objetiva, sin juicios y cuenta con las herramientas y recursos profesionales para ayudarte a atravesar aquello que te está produciendo un malestar.
Resulta de gran importancia poder dejar de lado estas ideas preconcebidas acerca de la psicología y lograr entender cómo repercute positivamente en muchas áreas de nuestra vida. Acudir a terapia psicológica trae muchos beneficios que permiten a la persona alcanzar un mayor bienestar, tales como:
- Ayuda a mejorar la calidad de vida y a sentirse mejor con uno mismo
- Ayuda a superar los límites
- Mejora nuestras relaciones afectivas y sociales
- Ayuda a desarrollar inteligencia emocional
- Ayuda a aprender a manejar los conflictos y a ser capaz de adaptarse a diferentes situaciones.
- Ayuda a superar cualquier tipo de pérdidas, ya sea una ruptura, un fallecimiento o no haber superado un duelo.
- Ayuda a la toma de decisiones
- Incrementa la confianza y maximiza el potencial de cada persona
- Y mucho más..
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