El poder de las etiquetas y sus consecuencias

Cuando hacemos alusión a “las etiquetas” nos referimos en otras palabras a los juicios, que tienen un enorme impacto e importancia en nuestras vidas. Estos pueden ser una interpretación, una apreciación u opinión y tienen el poder de modificar la realidad de las personas afectadas por los juicios que emitimos. Cuando etiquetamos lo hacemos desde nuestra subjetividad, es decir, lo hacemos desde nuestra propia percepción y es por eso que no somos objetivos cuando expresamos un juicio respecto de un ser humano.

Los seres humanos permanentemente opinamos sobre el clima, la comida, los deportes, el gobierno, la manera de vestir, el estado de ánimo de alguien, su forma de expresarse o de reír, etc… ¡En fin, opinamos de todo! 

Pero, ¿Qué es lo que sucede cuando etiquetamos a una persona? Por ejemplo, cuando alguien dice “Xavier es vago”, “Magdalena es callada”, “Camila es egoísta” o “Eduardo es muy inteligente”. ¿Por qué hago esas etiquetas? ¿Para qué y por qué juzgo? Cuando yo juzgo a otro sujeto, lo que hago es generar una predicción de su conducta que puede lastimar a aquella persona e influir de manera negativa en su autoestima, en su personalidad, emociones y en la forma de lidiar con situaciones de la vida real.

Cuando emitimos una etiqueta o un juicio, generamos una realidad nueva que condiciona y afecta a la persona etiquetada.

 

Aquella etiqueta puede abrir o cerrar un espacio de acciones y relaciones entre uno mismo y aquello que se ha juzgado. Lo mismo sucede cuando los demás pronuncian juicios sobre uno, es decir las expectativas que los demás tienen sobre nosotros, puede influir de manera positiva o negativa a lo largo de nuestra vida ya que esas expectativas van a ir formando nuestra autoestima.

 

 

Por ejemplo, cuando un niño escucha a su mamá todo el tiempo decirle “no entiendes nada” o “sos tonto”, el hijo no lo va a escuchar como un juicio sino que va a interpretar esa etiqueta como una verdad y termina creyéndola. Al repetir constantemente una frase ya sea con una connotación positiva o negativa hacia alguien, logra provocar que la otra persona termine asumiendo ese rol.

O bien, si a otra persona le dicen que es el o la más inteligente de su clase y lo interpreta como una verdad, estará condenada/o a cumplir constantemente con dicha expectativa. Es por eso que muchas veces el sufrimiento de una persona viene a raíz de las etiquetas que se le imponen desde pequeño.

En relación al ejemplo anterior, si a la persona que le decían que era el más inteligente de su clase, se saca una mala nota o desaprueba una asignatura, ese sujeto lo más probable es que entre en crisis porque no está logrando cumplir con las expectativas creadas de su entorno.

Lamentablemente terminamos actuando de determinada manera para evitar aquellos juicios (“es un vago”, “es poco inteligente”, etc.) o para alcanzar esas etiquetas (“es simpática”, “es generoso”, etc), en lugar de dar espacio a nuestra propia identidad y a lo que verdaderamente somos.

El gran desafío para vivir de manera más libre es entender que las etiquetas impuestas por los demás no son afirmaciones reales que generan un enorme sufrimiento y condicionan nuestra identidad.

La intervención psicológica puede ser de gran ayuda para soltar aquellas etiquetas y juicios que tenemos sobre nosotros mismos.

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Constanza Canónica
Constanza Canónica

Psicóloga interna de Nuna. Si necesitas asesoramiento para conseguir un terapeuta, puedo ayudarte a elegir el más adecuado para ti!

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