“Si no aceptamos una parte de nosotros, es imposible querernos en nuestra totalidad, tampoco podremos anclarnos en nuestras fortalezas…” Pilar Jericó
Resulta difícil descubrir y aceptar quiénes somos; en especial en una sociedad en donde para poder detenernos un momento, observar, respirar y pensar en ello, necesitamos un cigarrillo en la mano o un perro al que pasear; de lo contrario, al estar simplemente parados, se podría considerar que tenemos intenciones ilícitas o incluso haber perdido la cordura.
Hemos construido nuestra trayectoria de vida, y la seguimos manteniendo, respondiendo a modelos adquiridos y mirando hacia todo lo externo. No nos han preparado desde pequeños para simplemente ser y descubrirnos a nosotros mismos en juegos sin metas, sin ganador ni vencido, sin modelos que imitar y en base a quien actuar.
Por ello considero que, para saber quiénes somos en realidad, necesitamos de este tiempo para frenar, silenciar y sacar el foco de la realidad. Debemos aprender a mirar en el interior lo que realmente nos inspira y generar los cambios que necesitamos para vivir a pleno nuestra autenticidad.
Creo que lo importante en la vida es estar orgullosos de sentir que somos quienes queremos ser en verdad; esto no implica tener pureza absoluta, sino más bien aceptarnos con nuestras luces y nuestras sombras, con todo lo que nos caracteriza. Cada una de ellas hacen una escena única de nosotros mismos, que nadie más lo configura. Por eso, parte de ello es trabajar en la aceptación, buscando en primer lugar el equilibrio y armonía para determinar cuándo podemos cambiar algo que, si está en nuestras manos, y cuando debemos aceptar lo que no lo está, sabiendo manejar adecuadamente nuestras frustraciones.
Siempre resulta más fácil poner toda nuestra energía en identificar aspectos malos de uno, ¿no? Aprendamos a gestionar una mirada optimista y positiva de la vida y a volcar toda nuestra energía en las fortalezas que sí tenemos y en nuestros recursos positivos, a fin de alcanzar nuestros objetivos. No se trata de negar nuestra historia, nuestras flaquezas ni puntos débiles, sino más bien integrarlos y aceptarlos como parte de nuestra vida, que fueron y van construyendo nuestra espontaneidad y autenticidad que nos caracteriza.
Sepamos descubrir qué nos hace únicos, especiales y qué aspectos personales son los que nos hacen disfrutar de nosotros mismos.
Sepamos escuchar a nuestra mente y nuestro cuerpo para no salirnos del camino, alinear lo que queremos y necesitamos. Transformemos miedos, preocupaciones, humillaciones y parálisis por orgullo e inspiración, mirando en el interior lo que realmente nos inspira para generar aquellos cambios que necesitamos para vivir a pleno nuestra autenticidad y cada día de nuestras vidas con aceptación y valentía.
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