¿Desde el inicio de la cuarentena has notado en ti cambios a nivel emocional? ¿Has tenido o tienes problemas para dormir? ¿Te sientes más irritado/a? ¿Con desánimo? ¿Con cansancio y no sabes el motivo? ¿Te notas con ansiedad? O incluso, percibes algunos de estos aspectos en algún miembro de la familia o amigo/a?
La pandemia del coronavirus ha producido alteraciones no sólo a nivel biológico y social, sino también a nivel psicológico debido a la cuarentena. Todo esto nos ha obligado a mantenernos aislados, con graves impactos económicos, sociales y emocionales. El temor a los contagios, la consecuencia de haber perdido el trabajo o la incertidumbre de perderlo en cualquier momento, el dolor por la muerte de algún familiar o conocido, impactan y producen aspectos psicológicos en las personas.
Pero finalizada la etapa de confinamiento, comienza el proceso de regreso a “la normalidad”, de volver a armar nuestras vidas, y quizás, en ese proceso nos damos cuenta de que no sólo el mundo y la sociedad han cambiado, sino que algo en nosotros también lo ha hecho, de que hubo un antes y un después debido al proceso transitado.
Se han modificado nuestras rutinas, nuestro modo de interactuar y relacionarnos con los demás, nuestros hábitos, nuestra manera de percibir las cosas.
Y como producto de todo ello, afloraron nuevas emociones que nos han afectado negativamente o no, pero definitivamente alteraron nuestra esencia.
El trauma psicológico, se debe a un acontecimiento negativo que le sucede a una persona, y del cual no se encuentra preparado para afrontarlo, ya raíz de ello le genera una gran carga emocional y psíquica. En estos momentos de crisis, de incertidumbre, de vivencias traumáticas, pueden llevar a tener consecuencias psicológicas, tales como:
- Insomnio (problemas para dormir): Demasiado tiempo sin salir afuera de sus casas debido a la cuarentena obligatoria por el COVID-19 puede provocar problemas para conciliar el sueño y producir además faltas en la atención, memoria, fatiga excesiva, dolores de cabeza, etc.
- Estrés post-traumático : Es normal sentir miedo ante una situación traumática, ya que esta es una respuesta protectora, pero si este temor se sigue manteniendo en el tiempo puede terminar siendo un problema que impide vivir naturalmente nuestro día a día. Como por ejemplo, evitar lugares, situaciones o revivir ese tipo de experiencia, etc.
- Duelo : es el proceso que se produce tras una pérdida de alguien o algo.
- Ansiedad : el miedo constante o preocupación excesiva. Puede generar un gran malestar y afectar el funcionamiento cotidiano de la persona (ya sea en las relaciones familiares o sociales, en el rendimiento laboral o escolar, etc.).
- Bajo estado de ánimo o depresión : presencia de una gran desmotivación y desánimo. No desear trasladarse, desgano, y prevalece la ausencia de fuerza y una enorme tristeza.
Dar el primer paso es fundamental y de gran importancia para nuestra calidad de vida. Por ello, si es que estás atravesando alguna de estas situaciones te recomendamos afrontarlas teniendo en cuenta estos consejos:
Intervención temprana
Si persisten algunos de los síntomas de ansiedad, miedo o malestares como los mencionados anteriormente que nos impiden retomar nuestras rutinas del día a día, recurre a un profesional de la salud mental. Las terapias psicológicas resultan altamente efectivas en el tratamiento de síntomas, ayudando al paciente a través de diferentes técnicas y métodos para sobrellevar estos momentos difíciles. Una intervención temprana es clave para recuperar el bienestar emocional y lograr una mejor calidad de vida.
Pon en palabras lo que sientes
Poder compartir y transmitir lo que nos pasa a nuestro entorno ya sea a miembros de la familia o amigos/as ayuda a aliviar nuestro malestar ya procesar aquellos sentimientos que estamos teniendo de una manera más saludable, es por eso que verbalizar lo que sentimos tiene un gran valor terapéutico.
Adáptate a tu propio espacio
Generalmente, esperamos que las cosas se solucionen de un día para el otro, y en estos casos, tenemos la esperanza de volver a nuestra rutina ya la normalidad cuanto antes, como si nada hubiera pasado. Toda adaptación lleva un tiempo, para ello se necesita paciencia y compasión con uno mismo.
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